PRAGA

Ineludible motivo de placer para el turista que quiere aunar la belleza con la historia, la grandiosa Praga, llamada la Ciudad de las Cien Torres, capital de la República Checa, con sus magníficos edificios barrocos, sus iglesias góticas, sus puentes sobre el Moldava, y su reloj astronómico medieval, que exhibe cada hora un espectáculo animado, constituye en sí un destino incomparable. Es un lugar sin tiempo, con veinte siglos de historia que pueden verse en cada plaza, sobre todo en la muy hermosa Plaza de la Ciudad Vieja, en el Puente Peatonal de Carlos, que data de 1402.

La ciudad consta de una magnífica hotelería, y comodidades para la actividad turística, con guías que hablan varios idiomas, para todos los niveles y al alcance de todos los bolsillos.

UN POCO DE HISTORIA:

 La República Checa está ubicada en el centro de Europa, y es de muy fácil acceso desde los países que la rodean, Alemania, Austria, Polonia, y Eslovaquia, ésta última constituyó un solo país con la República Checa, hasta que al deshacerse la unión soviética se independizó, en 1993, como consecuencia de la famosa “Revolución de Terciopelo” ocurrida en 1989. Pero es interesante saber la historia de esta ciudad tan especial. Formada originalmente por asentamientos de unas tribus célticas llamadas “Boios” (ellos dieron el origen al nombre “Bohemia” que tomó la región), recibió la inserción  de otros pueblos, los germanos, eslavos y ávaros, formándose definitivamente la primera comunidad de Praga con la instalación de los primeros mercaderes y artesanos en las cercanías del castillo de los Premyslidas, que fue una dinastía que unificó a todas esas tribus en el siglo X, en que también fue incorporada al Sacro Imperio Romano Germánico, en el año 950. Sesenta años más tarde, la prosperidad de Praga hizo que fueran a instalarse allí los Duques de Bohemia, y el rey Wenceslao I° le concedió la categoría de Ciudad (para los checos es San Wenceslao – Václav, en idioma checo.) Allí nace la Ciudad Vieja. Luego, en 1257, conflictos con los alemanes determinaron que el rey Otaker II hiciera fundar la Segunda Ciudad, la Ciudad Pequeña, llamada “Mala Strana” sólo para ciudadanos alemanes.

Ya Praga pertenecía al Sacro Imperio Romano Germánico, y con el reinado de Carlos IV de Alemania y I° de Bohemia se construyó la tercera ciudad, “Nove Mesto” o Ciudad Nueva, que se unió a las otras con el Puente famoso. En esos tiempos, en el año 1338, es que establece el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja.

Comienzan entonces, más precisamente en 1419, las llamadas Guerras de los Husitas, que fue contra un movimiento revolucionario y religioso impulsado por un  caudillo llamado Jan Hus, que exigía del rey Segismundo unas peticiones llamadas “Artículos de Praga”, que no fueron aceptadas. Luego Hus se unió a la Reforma.Y en 1526 Fernando 1° de Habsburgo anexa Praga al Imperio Austríaco… hasta que se produce la “Defenestración de Praga” en la que los checos arrojaron por la ventana a los enviados de los Habsburgo, y Fernando trasladó la capital a Viena. Allí y entonces comenzó la famosa guerra de los treinta años que terminó con quienes entonces eran los señores de Praga, ¡los suecos!

La cuarta ciudad se funda en lo que es el barrio del Castillo Hradcany. Luego en los siglos XVIII y XIX, que fueron de gran progreso económico a causa de la Revolución Industrial; esto atrajo a gran cantidad de comerciantes y nobles de distintos lugares de Europa, lo que acrecentó en los trabajadores checos el sentimiento patriótico. Entonces en 1784 José II unificó las cuatro ciudades.

A Praga se le llama también la “Ciudad de las cinco ciudades” por todas las fundaciones que ha tenido, ya que en 1848 se produce la revolución contra el Imperio Austrohúngaro, y Praga consigue una autonomía, que es luego aplastada por el bombardeo imperial. Mucho después, al terminar la primera guerra mundial, y destruirse el Imperio, se crea el estado de Checoslovaquia, constituyéndose como su capital la ciudad de Praga. Quinta ciudad.

Por eso se le llama también la ciudad de las cinco ciudades. En 1989 se produce la llamada “Revolución de Terciopelo”, gracias a la cual en 1993 se separan la República Checa y Eslovaquia, quedando Praga como la capital de la primera.